miércoles, 4 de julio de 2012
Marcaje de Aguiluchos
Dentro del Programa de Conservación de los Aguiluchos que ANSER desarrolla en la comarca extremeña de La Serena desde hace 12 años ininterrumpidos (anteriormente se realizaron actividades de conservación en distintos años desde 1.993 hasta 1.999), y tras superar las primeras fases en las que buscábamos (y conseguimos) no ya el sostenimiento sino el incremento de las poblaciones, toda una serie de actividades de educación ambiental y ensayos sobre métodos de manejo de nidos, nos planteamos una serie de estudios sobre el colonialismo para lo cual se imponía el marcaje de algunos individuos con emisores GPS que nos permitieran conocer mejor el comportamiento de los Aguiluchos durante su época reproductiva, así como comportamiento postnupcial, rutas de migración y destinos durante la invernada, y como no, posibles factores determinantes en la elección de los lugares de nidificación, tras su llegada desde tierras africanas.
Para la colocación de tales transmisores era necesario dar un conjunto de pasos importantes. En primer lugar, contar con tales aparatos y con un sistema de recepción y análisis de datos, en segundo lugar contar con las autorizaciones administrativas para colocarlos a las aves, en tercer lugar seleccionar los individuos para marcar, en cuarto lugar llevar a cabo la captura y marcaje en las mejores condiciones para las aves, y en quinto lugar iniciar las tareas para la recepción y descarga de los datos.
Teniendo en cuenta que cada uno de esos pasos corría a cargo de personas diferentes, mi tarea como coordinador del programa de conservación consistía en poner me en contacto con unos y otros y solucionar los problemas.
Pero antes de nada cabe mencionar la labor de nuestra voluntaria y ahora directora del proyecto de marcaje de Aguiluchos de ANSER, Brigitte Geiger, tanto por el diseño del proyecto como por los contactos en Alemania (su país) para conseguir tanto los receptores como el equipo de seguimiento y el software necesario para ello. La labor de Brigitte con los Aguiluchos en La Serena se remonta al año 1.999, y desde entonces no ha faltado ni un solo año como voluntaria del programa. Se podrían contar por cientos los Aguiluchos que han llegado a volar gracias a la labor de Brigitte. Y una vez superada la primera fase de conocimiento de las poblaciones, afianzamiento de las mismas, y hasta de conseguir un incremento poblacional espectacular, fue quien primero se planteó el estudio que ahora ella misma inicia.
Una vez diseñado el proyecto y consensuado con importantes expertos para la mejora del mismo, Brigitte se puso en contacto con el profesor Dr. Martin Wikelski, director del Instituto de Max Planck de Ornitología de Radolfzell ((http://www.orn.mpg.de/wikelski) y con la Universidad de Konstanz, de cuyos talleres científicos salieron los seis emisores destinados a los Aguiluchos de La Serena (http://www.uni-konstanz.de/technik/Elektronik/analogtechnik.php).
Siguiendo las indicaciones científicas para estos casos, los transmisores irían alojados en la espalda de los Aguiluchos seleccionados, sujetos mediante arneses de teflón, no pudiendo sobrepasar el 5% del peso del ave. La ingeniería alemana nos sorprendería una vez más al descubrir que los transmisores estaban construidos básicamente con materiales ultraligeros, y que sólo pesaban 14 gramos (menos del 3% del peso del ave), incluida la pequeña célula solar para alimentación y la batería para almacenaje de electricidad. Estos aparatos recogen cada 30 minutos la posición geográfica dónde se encuentra el ave que los porta, y la registra en una tarjeta de memoria. Posteriormente emite una señal de radio (en torno a 500 metros en buenas condiciones) mediante la que transmite los datos almacenados, que pueden ser descargados en otra tarjeta de memoria instalada en el receptor.Finalmente los datos son descargados a un ordenador y tratados con el programa informático diseñado para ello.
Llegaba el momento de la colocación de los transmisores, y era necesario contar con la autorización de la Dirección General de Medio Ambiente del Gobierno de Extremadura. Y en este caso, una vez más, la Dirección General de Medio Ambiente extremeña volvió a mostrar su disposición a colaborar en la conservación de los Aguiluchos, proporcionando las autorizaciones pertinentes sin apenas gestiones burocráticas (gracias por supuesto a la labor de técnicos y funcionarios, entre quienes quiero mencionar a Mª Jesús Palacios y Emilio Jiménez).
Los siguientes pasos eran la captura de las aves seleccionadas, y la colocación de los emisores. Para la primera actividad contábamos con nuestro buen amigo Chema Traverso y su equipo del grupo de anilamiento EMA y de la asociación NATUREX, consumados anilladores y expertos en la captura de aves adultas para marcaje con anillas y marcas alares. Por lo que respecta a la segunda (la instalación de los emisores) contábamos con otro buen amigo, Antonio Pinilla de la asociación AMUS que también mostró, como era de esperar en alguien de tal valía, su gran disposición y ayuda. Otra cosa fue el hacer coincidir a ambos equipos.
Y así, el día 4 de Junio a primera hora de la mañana, iniciamos la actividad. Nuestros amigos Chema y José A. Fimia colocaron una red japonesa en las proximidades de un nido, poniendo un cimbel (una réplica de rapaz) que atrajera a los Aguiluchos con la intención de expulsarle de su territorio. La agresividad de los Aguiluchos, especialmente cuando tienen nidos con pollos, hace muy viable este método, y así, tras una larga jornada en la que visitamos un total de seis nidos, fueron capturados un total de 6 machos y 4 hembras. La mayor agresividad de los machos se ponía de manifiesto, si bien eran las hembras nuestro principal objetivo, pues sólo ellas portarían los transmisores.
Tras la captura de cada ejemplar, este era trasladado en una bolsa de tela en completa oscuridad hasta el lugar elegido para el marcaje y toma de datos. Una vez allí se le colocaba una caperuza (para mayor tranquilidad) y se procedía a su anillamiento, colocación de transmisor y toma de medidas biométricas. Finalmente era fotografiado para toma de referencias de marcas alares y transmisor, y puesto en libertad. Se hacía un seguimiento visual para comprobar que el vuelo era correcto, y listo.
En los días siguientes, el receptor empezaba a ofrecernos muestras de las 4 hembras marcadas. Era tranquilizador saber que estaban desarrollando sus comportamientos habituales: posadas tanto en sus respectivos nidos, como realizando las habituales correrías en busca de alimento, y alguna que otra sorpresa que ya divulgaremos en su momento.
Todavía el receptor sigue ofreciendo datos de gran interés, aunque lo verdaderamente importante está por venir, cuando las hembras marcadas regresen la próxima temporada y tras localizarlas, podamos conocer sus andaduras por tierras africanas.
Esta es por tanto la avanzadilla de una información más sustanciosa que esperamos tener en los próximos años. Y que ya contaré. Gracias a todos y cada uno de los que lo habéis hecho posible, y sabed que ha sido un honor poneros en contacto, coordinar estas tareas y pasar una jornada codo con codo con una gente tan magnífica como vosotros. Un fuerte abrazo, amigos míos.
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